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5 desiertos del mundo que no deberían faltar en tu lista de viajes favoritos » 2023

Cuando nos enfrentamos a la palabra «desierto», la mayoría pensamos en lugares áridos y aburridos que no merece la pena ver. Pero el hecho de que los desiertos sean lugares secos, por definición, no reciben más de 10 pulgadas al año, no los convierte en aburridos y, de hecho, algunos pueden ser realmente impresionantes.

Además, los desiertos tienen varias formas. Hay cuatro tipos de desierto reconocidos oficialmente. Desde el primero en el que pensamos, caluroso, seco y arenoso, como el Sáhara- hasta los desiertos semiáridos, los desiertos costeros e incluso los desiertos fríos. Todos ofrecen paisajes y emociones diferentes, y prácticamente lo único que tienen en común es la falta de lluvia.

Sólo superados por el océano abierto, estos desiertos ofrecen una calma, una serenidad y un descanso que pocos paisajes logran. Además, si realmente lo desea, puede divertirse a lo grande en ellas. Éstos son algunos de los favoritos, sin ningún orden en particular.

1. Barrio vacío, Emiratos Árabes Unidos (EAU)

Extendiéndose por Arabia Saudí, tocando Yemen, Omán, los EAU y siguiendo su curso en Qatar, el Barrio Vacío es el mayor desierto de arena del mundo y una de las maravillas naturales más magníficas de Oriente Próximo. Se llega fácilmente desde Abu Dhabi.

A menos que vayas con otros conductores que sepan cómo mantenerse seguros en el desierto, haz una excursión con profesionales. Se recomienda la excursión Liwa Desert Safari.

Consejo profesional: Aunque las excursiones siempre te ofrecen agua potable, lleva más y un buen sombrero. No un sombrero bonito, sino un sombrero útil para el sol. El sol es una pieza formidable de la naturaleza que no debe tomarse a la ligera.

2. Sahara, Marruecos

Aunque el Sáhara es conocido como el desierto, después de todo, ṣaḥrāʾ significa «desierto» en árabe, también se ha convertido en un circo turístico. Fácilmente accesible desde Marruecos, hay safaris en camello, rutas en 4×4, campamentos en el desierto y oportunidades para fotografiarse con los pañuelos azules de los tuaregs.

Para alejarse del cinturón turístico de los paseos en camello, hay que realizar una excursión más larga, adentrarse más en el desierto y tocar algunos de sus otros terrenos.

3. Namib, Namibia

¿Conoces esas espeluznantes imágenes de árboles austeros y sin hojas frente a una duna de arena naranja brillante? Eso es el desierto de Namib, un desierto costero que se extiende a lo largo de la costa atlántica de Namibia.

Es pura magia. Los paisajes son de otro mundo, y es posible encontrar animales, como elefantes y leones, deambulando por la playa e incluso dándose un chapuzón en las olas del océano. Luego está la espeluznante Kolmanskop, una ciudad desierta, antaño muy rica, que está siendo reclamada por las arenas. Magníficas vistas y una auténtica aventura.

Consejo profesional: Este es el país de los viajes por carretera, ya sea en coche o en una excursión. Hay muchas opciones, desde viajes privados a grupos más grandes y desde los más económicos a los más lujosos.

4. El Centro Rojo, Australia

Al llegar en coche o en avión al aeropuerto de Ayers Rock, en el Territorio del Norte, uno se hace a la idea de por qué a este céntrico lugar de Australia se le llama el Centro Rojo. El suelo, formado por arena, afloramientos rocosos y vastas extensiones de desierto llano salpicado de vegetación tosca, es de color rojo oscuro. Obviamente, el único punto que destaca en este paisaje es Uluru, el monolito sagrado que añade ese toque de magia y misterio a este paisaje ya de por sí extraño.

Pero hay otras formaciones rocosas únicas, así como excursiones por el desierto. También hay pueblos indígenas de los que aprender, que cuentan su trágica historia a través de maravillosos relatos. Y mucho más.

Consejo profesional: Pasar la noche te permitirá elegir entre una amplia gama de alojamientos, desde los más lujosos a los más asequibles.

5. Desierto Blanco, Egipto

Parte del Sáhara pero en el extremo egipcio, el Desierto Blanco ofrece un paisaje que no se ve en ningún otro lugar. Afloramientos blancos en forma de seta salpican una superficie de unos 166 kilómetros cuadrados en el noroeste de Egipto, a 800 kilómetros de El Cairo.

Aunque el desierto parece hecho de sal, en realidad es arena blanca y roca esculpida por el viento, blanqueada por el sol y que contrasta con la arena marrón de debajo. Y aunque parezca que no hay nada que pueda vivir aquí, salvo en el oasis que hay a unos 50 kilómetros al sur, puede que durante tu visita tenga la suerte de ver gacelas, chacales y el simpático zorro fennec, con sus grandes orejas.

Consejo profesional: Debido a las distancias, todas las excursiones suelen durar varios días, pero merecen la pena.

Yuniet Blanco Salas

Yuniet Blanco Salas

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